Una piel de deseo a medida: ¿cómo conseguir una piel sana?
El cloro de la piscina, el agua del mar, las altas temperaturas y el descontrol de horarios, en cuanto a alimentación se refiere, afectan a la piel. Tras la época estival, sus huellas son más evidentes por la exposición a las agresiones externas anteriormente mencionadas. La limpieza por tanto, se convierte en una necesidad. Es fundamental; se trata de un principio esencial que precisa de constancia y equilibrio en los cosméticos que se utilizan. Muchas veces, la elección de los productos de cosmética no es adecuada.
No cualquier producto vale, debemos adecuarnos a nuestro tipo de piel. Cada cutis tiene sus exigencias y sus necesidades. Para empezar a cuidarlo bien y resolver problemas hay que partir de una buena base: saber lo que mejor nos sienta y cómo funciona. Los ingredientes son muy importantes a la hora de realizar la selección, así que ¡toma nota!
- PIEL GRASA
Si las glándulas sebáceas producen sebo de manera excesiva, la piel grasa aparece. Los brillos que se aprecian en todo el rostro y mayoritariamente en la frente y la nariz, evidencian al paciente.
Los productos que contengan talco o caolín, son los más aconsejables puesto que absorben la grasa y como consecuencia, reducen los brillos. - PIEL SECA
Nutrición e hidratación son imprescindibles. La zona “T” suele estar más protegida puesto que la piel del rostro en frente, nariz y mentón es rica en glándulas sebáceas. Los síntomas más comunes son: tirantez, descamación e irritación.
El agua, aceites minerales, vaselina o lanolina (estos últimos en pequeñas cantidades) son los ingredientes que debes buscar en tus cosméticos. - PIEL SENSIBLE
Se manifiestan mediante enrojecimiento, granitos, sequedad, etc.
Colágeno, proteínas, elastinas, ácido hialurónico y vitaminas son los ingredientes clave para los pacientes con piel sensible.
Es importante destacar que el proceso de envejecimiento es imparable e inicia antes de lo que se pueda pensar. Es a partir de los 20 años de edad cuando la piel comienza a reducir el colágeno y las fibras elásticas. Es una buena edad para marcar una rutina de limpieza e hidratación diaria y específica para cada tipo de piel. A los 30, se aprecia un poco más el cambio en la piel. Se vuelve más fina, más seca, pierde flexibilidad y las arrugas dan paso a una nueva etapa.
Incluir antioxidantes y proteínas que ayudan a prolongar la juventud es más que aconsejable. A finales de los 30, inicio de los 40, la grasa facial empieza a redistribuirse. Lo más común son los aumentos de tejido graso en la parte inferior del párpado, alrededor de la mandíbula y en el cuello. A partir de los 50 los cambios se agravan de manera progresiva.
Es obvio que el proceso de envejecimiento esta ligado al ADN pero también está muy relacionado con la forma en que cada persona trata su organismo. Los estudios realizados indican que el 40% de la piel depende de factores externos (exceso de sol, estrés, alimentación, etc). No deben, por tanto, pasarse por alto!
- Exceso de sol. El protector solar es el mejor tratamiento antienvejecimiento. El daño de los rayos del sol es continuo y diario (incluso en los días nublados). La flacidez, la aparición de manchas y las arrugas son la consecuencia visible de no hacer uso de protección solar. Lo positivo! Solucionarlo es fácil, así que no te despistes y protégete. Antes de salir de casa, extiende sobre tu rostro crema solar o una base con alto SPF.
- Estrés. Cuando el cuerpo esta sometido a una presión constante, genera cortisol o hidrocortisona (hormona que se libera como consecuencia del estrés capaz de eliminar el colágeno y la elastina). Además, el estrés disminuye las defensas y conlleva a que la piel sea más vulnerable.
- Alimentación. Mantener una dieta equilibrada en la que las frutas y las verduras tengan protagonismo y beber abundante agua (mínimo 2 litros diarios) son algunas de las pautas más importantes a tener en cuenta. El aporte de vitaminas y nutrientes son esenciales para que el organismo funcione correctamente. Son muchos los alimentos que contribuyen a prevenir el envejecimiento de la piel debido a su efecto antioxidante: aguacate, salmón, té verde, nueces, bayas (fresas, frambuesas, moras, arándanos, etcétera). Y lo mejor es que son naturales.
OTROS CONSEJOS
Como se ha comentado anteriormente, la limpieza debe incorporarse a nuestro día a día cómo si de un ritual se tratara. Ahora bien, la clave es el orden. Los dermatólogos aconsejan utilizar en primer lugar las texturas más ligeras. La absorción es mucho más rápida, la piel asimila la sustancia y con ello se evita el bloqueo de lo que se deba utilizar acto seguido. Por tanto, podríamos definir el orden siguiente:
- Productos con base de agua o alcohol: como por ejemplo, los tónicos. Ayudan a cerrar el poro después de la limpieza de la piel, consiguen la reactivación de la microcirculación y enriquecen la piel con vitaminas y extractos vegetales que evitan la oxidación celular. Los tónicos de Alqvimia son más que recomendables:
- AGUA DE ROSAS: Hidrata y regenera. Está indicado espacialmente para las pieles más secas y maduras.
- AGUA DE AZAHAR: Calma, hidrata y protege. Esta formulado para pieles sensibles y grasas.
- Los cosméticos que contengan siliconas, aceites, etc. Es decir, ingredientes mucho más densos, deben dejarse en segundo lugar.
- Exfoliar sin sobreexfoliar. La exfoliación persigue eliminar de la piel las células muertas y así mejorar la penetración de las cremas que se utilicen posteriormente. Exfoliar nuestro rostro una vez por semana es suficiente. “Si se abusa de la exfoliación, se debilita la barrera de protección natural del cutis” concluye la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología). Además “Las irritaciones también dependen de la frecuencia con la que se utilicen estos productos: en caso de piel sensible, hay que consultar al dermatólogo antes de utilizarlos”.
- Limpiar brochas. Los pinceles que utilizamos para maquillarnos, deben limpiarse al menos una vez al mes. Esta acción, minimiza el riesgo de desarrollar posibles alergias y prolonga la vida de las brochas de alta calidad. Hay productos específicos para llevar a cabo esta acción como el Brush Cleanser de MAC